En la anterior entrada se me olvidó hablaros del anuncio que más me ha gustado de entre los no gubernamentales. Aquí en Australia también se han puesto de moda las bolsas de patatas fritas en aceite de oliva. Para promocionarse, una de las marcas presenta a una pareja de australianos de viaje por España (uno de estos pueblos andaluces tan encalados y blanquitos, concretamente). Allí un español gordo y bigotudo, con un aire Pancho-Villa-Sancho-Panza único y acento entre magrebí y mexicano (de verdad, es para verlo) se dedica a vender aceite de oliva en un puesto callejero. Por supuesto, los australianos le ofrecen sus patatas y el pobre hombre queda tan absolutamente anonadado ante su aroma y calidad que en adelante se dedica a devorarlas a dos carrillos. Bueno, volvamos al turrón…
Lo de la alemana es bastante impresionante. Se fuma dos paquetes de tabaco al día, bebe güisqui desde el alba hasta bien entrada la noche (en caso de no tener cola, lo rebaja con limón. Si no tiene limón, se lo bebe a palo seco. Eso sí, siempre ofrece) y, por algún motivo (¿será por su elevada sociabilidad?), está al tanto de todos los chismes que circulan por el Witch´s Hat. Esto último me interesa, de cara a saber quién es quién, puesto que yo por lo general me marcho de allí a las 8:00 y no vuelvo hasta la hora de cenar. Al parecer, las tres irlandesas de la furgoneta hippie (tres seres despreciables, que no saludan ni a la de tres y que han tenido la desfachatez de meter una lata de paté de su propiedad en mi hueco de la cocina) no paran de meterse cocaína pal cuerpo, el suizo pierde aceite, y la encargada de la limpieza es adicta a los antidepresivos.
En un momento determinado Karem me confiesa que le duele el estómago porque no le queda refresco .Y claro, su solución no es dejar de beber, es buscar algo con lo que rebajar el güisqui (no recuerdo qué marca bebe) en una licorería que hay aquí cerca, el único establecimiento que abre más allá de las 5:00 pm (sí señores, aquí hay licorerías, esos locales que siempre son atracados en las pelis). Me pide que la acompañe (aunque no tengo muy claro si le importa o no que la violen) y accedo como el buen chico de provincias que soy. Por el camino me cuenta que, después de cinco meses rascándose el bolo y yendo de aquí para allá se le ha acabado la pasta, de modo que, de acuerdo con la filosofía de los working holidays, se ha buscado un curro como camarera en el bar de un pueblo de 200 habitantes en mitad de ninguna parte. Se marcha al día siguiente. Pues vale.
El Albergue lo regentan dos varones australianos de mediana edad llamados Adam y Hooper. Van por la vida de tíos cachas y curtidos. A mí gusta pensar que son homosexuales y que sienten el uno por el otro un deseo irrefrenable, pero que ellos aún no lo saben. Son correctos, en general, pero bastante peseteros.
En realidad, todo esto son menudencias, y como no quiero que os aburráis, creo que ha llegado el momento de hablaros de Deron (/Dairon/).
Aunque el Witch´s Hat está conceptuado básicamente como un albergue para los jóvenes, a nadie le piden la partida de nacimiento para poder dormir aquí. Deron andará más cerca de los setenta tacos que de los sesenta y anida en la habitación número seis. A juzgar por su mano izquierda yo diría que es viudo, pero no estoy en posición de asegurarlo. Es un australiano más bien canijo, delgado pero barrigón y casi calvo, aunque ha tenido a bien hacerse una coleta con el poco pelo que le queda en la nuca (si esto incrementa su éxito reproductivo, sólo el tiempo lo dirá). Lleva gafas y siempre tiene el ojo izquierdo casi cerrado (al principio creí que a causa de un ictus, pero al parecer sólo te trata de un tic: puede abrir el ojo a voluntad y visualizar con él). Intentaré conseguir una foto, pero si le echáis imaginación se parece un poco al hipotético padre de Sloth, el de los goonies (no es coña). Su acento es cerradísimo, uno de los más brutales; la primeras veces que lo escuché hablar ni siquiera supe decir si aquello era o no inglés, lo juro.
Nadie sabe exactamente qué cojones hace Deron en el Witch´s Hat, pero en contrapartida él sabe TODO de TODO el mundo (incluso cosas que no debería saber si no le pasasen información los dueños, como por ejemplo hasta que día me quedo yo). Se pasa el día leyendo libros de ciencia-ficción en la cocina, comiendo tostadas y fumando cigarrillos en el porche.
Me he ganado su confianza gracias a que a los dos nos gusta mucho el deporte y nos pasamos los primeros días tragándonos los juegos olímpicos mano a mano (el resto de anglosajones parecen inclinarse más bien por el resto de la rica y formativa programación televisiva, de lo que ya os he hablado). He decido utilizarlo como australiano control para mis estudios, puesto que él afirma sentirse proudly australian , un aussie de la vieja guardia, y le desespera la progresiva americanización de los jóvenes. Es un auténtico racista y un iluminado…
5 comentarios:
¿No ves a Deron como un posible eco de ti mismo? igual el ve eso en ti... Ten cuidado con esas cosas... no te líes con tu propia abuela y tal.
Ya verás como no es un reflejo de mí... no he acabado de hablaros de Deron. De hecho esto sólo era el comienzo...
Por cierto, si no me equivoco, hay australianos se jactan de tener entre sus ancestros a los pobladores originales (no a los aborígenes a los que consideran semihumanos, sino a los reclusos deportados), y presumen de ser hijos de violadores daltónicos o asesinos daltónicos, o ministros de hacienda daltónicos (los cuellos de botella es lo que tienen).
Alejandro, vivimos en un tiempo donde todas las historias han sido ya vividas muchas veces, como ecos de un único grito cósmico original. (Inspirado en Wenceslao Fernández y Florbela Espanca. Toma ya!).
Un saludo a todos!
y... ¡danos más carnaza!
Planeando en círculos y siempre tuyo, tu más ferviente fan. (desde Ámsterdam con amor)
El Deron quiere tus órganos chato.
Desde el 106 tus admiradoras incondicionales
Oh, los gloriosos off license, donde puedes conseguir alcohol más caro que en un supermercado.
curioso tipo el Deron éste.
Los albergues son un mundo aparte, te puedes encontrar cualquier cosa en ellos, debe ser por eso que solo aguanté un día en uno, será que soy demasiado pijo y eso que de aquella todavía tenía greñas, jajaja.
Espero que sigas contándonos tus andaduras por las tierras de los canguros, están siendo muy interesantes.
Take care.
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