martes, 21 de octubre de 2008

Fauna y Flora (I)

Aquí sigo, peleando a brazo partido con cientos y cientos (ya miles, creo) de condiciones, en busca de los ansiados cristales. De momento sólo tengo unos muy pequeñitos, así que ando tratando de optimizar el proceso. Creo sinceramente que me va a faltar tiempo, y todo lo que quede en manos de esta gente, mala cosa…

Como este fin de semana no he salido de la cueva y no tengo mucho nuevo que contar, en esta nueva entrega de “antipodopatía” os voy a hablar de la fauna y la flora que he tenido ocasión de contemplar a lo largo de estos dos meses en Perth (y sólo en Perth, la que vea en mis dos últimos fines de semana, que aspiro a pasar en el medio natural, la reservo para más adelante). Para poneros un poco en contexto, os diré que el clima aquí es, podría decirse, mediterráneo, más o menos parecido al que pueda darse en Barcelona, algo más húmedo durante el invierno (aquí llueve bastante entre mayo y julio) y más cálido en verano (por suerte no tendré el placer de comprobarlo, pero al parecer en enero se alcanzan con frecuencia los cuarenta grados). No obstante, la fauna y flora, únicamente por voluntad del Creador, es muy diferente a la de las costas españolas…

En cualquier caso, la mayoría de las cosas las he visto en mis paseos por King´s Park. Cuando los abuelos de los futuros australianos remontaron el río Swan, en los albores de lo que sería esta gran nación (ejem…), se encontraron con que, pocos kilómetros antes de su desembocadura, y de manera súbita, el río se ensanchaba formando una inmensa “bahía” (aquí lo llaman así, pero creo que lo más adecuado sería decir que es un estuario un tanto rarito) de aguas salobres y costas arenosas. Los ingleses, ante tal visión, vaticinaron que sus nietos y biznietos podrían acometer aquí pantagruélicos pelotazos inmobiliarios (“vaya sitio más cojonudo para construir, poner embarcaderos y hacer barbacoas”) y decidieron asentarse por el bien de las generaciones futuras (de anglosajones, digo. Para el resto lo de siempre: jarabe de palo y, si os portáis bien, ya os alquilaremos algún día vuestras propias tierras). Deberíais ver una foto de cómo era la bahía en los años cuarenta (antes de que encontrasen toda clase de yacimientos mineros y pudiesen sufragar los pelotazos) y contemplarla hoy desde el único promontorio rocoso (el monte Eliza) que hay en mitad de esta tierra tan, tan planita: uno no sabe si reír o llorar. Pues bien, en lo alto del susodicho monte Eliza, los colonos decidieron preservar la vegetación original de la zona y dejarla intacta (bueno, así lo venden ellos: para mí está más claro que el agua que en una zona tan escarpada era más complicado meter las retroexcavadoras y los dumpers), dando lugar a lo que después sería King´s Park; mil acres (cuatrocientas hectáreas) de eucaliptal bastante bien conservado en mitad de una ciudad de millón y pico de habitantes. En lo más alto del promontorio han montado un jardín botánico en el que se divulgan las bondades y diversidad de la flora de Australia Occidental (ya sabéis, lleno de gente sacándose fotos con plantas alineadas y etiquetadas), pero sus laderas resultan mucho más tranquilas y ofrecen un montón de caminitos por los que perderse. En cualquier caso, no deja de ser una masa forestal dentro de una gran ciudad y eso siempre da mucho juego: el año pasado encontraron no muy lejos del botánico el cadáver semienterrado de una señorita. Metieron a la trena a un tío, por violación y asesinato, y hace unas semanas se ha demostrado su inocencia, lo cual implica dos cosas: 1) los contribuyentes van a rascarse el bolsillo con una indemnización descomunal y 2) en alguna parte del eucaliptal, el culpable sigue acechando a las despigmentadas jovencitas. Bueno, ahora sí, vamos allá:

Pajaritos: sólo hay que ojear una guía de aves de Australia y ya se te ponen los genitales de corbata. La riqueza es tremenda. En general, las aves son muy confiadas y permiten que te aproximes mucho a ellas, lo que denota que los australianos no pasan hambre de manera habitual. Algunos de los pájaros tienen evidentes equivalentes europeos: en este sentido, resulta especialmente llamativo el caso del cuervo australiano, que grazna como balan las ovejas (las primeras veces, he de confesarlo, me resultaba francamente desconcertante) y el de la urraca australiana (a la que bien podrían haber llamado no se qué arlequín o algo así, pero ya os he dicho que aquí lo que se lleva es el producto nacional). El panorama aviar urbano se encuentra ampliamente dominado, cómo no, por los dos plumíferos más ruidosos, agresivos y profíficos: el rainbow lorikket (lorito arcoíris, obvio) y el redwattle bird (llamado así por los pliegues rojos de su cuello: en general, y como podéis apreciar, los nombres que les han dado son poco imaginativos, muy pragmáticos y bastante sosos, qué diferencia con nuestros tordos, zorzales y jilgueros… si el inefable Paquirrín fuese australiano y ornitólogo, a buen seguro tendrían algún “pájaro-polla” o algo así. Y al que haga algún chiste malo en relación a nuestra venerable polla de agua, por Dios que lo veto en los comentarios). A lo largo y ancho de la ciudad se pueden ver, además de los loritos, al menos una especie de loro (el ringneck parrot), dos o tres de cacatúas (la rosa, la negra y creo que la gris), alguna que otra tórtola y si se tiene mucha suerte, dos pájaro preciosos de verdad: el red-capped robin y el new holland honeyeater. En el estuario es fácil ver pelícanos, varias especies de gaviotas y al menos tres tipos de cormoranes (diferentes de los europeos), entre otras lindezas.

Bueno, como me da la impresión de que esto se está convirtiendo en una chapa terrible, lo dejo aquí y continúo otro día. Ale.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

"Mucho me alejé de mi hogar
llegué hasta tierras extrañas
hasta los cuervos parecian graznar con extraño acento"
(Esto son los fragmentos que recuerdo de una canción de Hedningarna y fue una de las cosas que noté en Nederlandia: las cornejas y las grajillas tenían acento)
Me alegro que disfrutes algo la diversidad biológica que queda.

Si te aburres, puedes leerte alguna traducción aquí http://www.telefonica.net/web2/dli/hedningarna/hlkar.htm Sé que el estridente folk sueco no es tu rollo pero algunas letras son hermosas y sublimes a pesar de las zanfonas infernales. Muy nórdicas por así decirlo. Como adelanto un fragmento para picarte.
¡¡¡Un abrazo!!!

[...] Me atraes al fondo del pantano con tu alocada danza carnívora [...]

Y si quieres saber como suena www.deezer.com

Atentamente y siempre tuyo,
Tu fan más devoto.

Iñigo (Nas) dijo...

Si aquellos buitres balan como ovejas y esos humanos son unos buites... son sus ovejas humanas??? Ay, cordera.

¡Cochino! no vayas a comprobar "eso".

Anónimo dijo...

Los australianos no pasarán hambre, pero los pelícanos están desesperados. Hay que estarlo para comerse una paloma con lo sucias que están. Por cierto, ¿que hace un pelícano australiano alternando con un ganso canadiense?